Así como el fisioterapeuta puede causar dolor durante el tratamiento, el masajista no debe causarlo, puesto que el objeto del masaje es relajación y eliminación de tensión, mientras que el fisioterapeuta tiene como objetivo eliminar dolores o inflamación y para ello suele utilizar terapias de choque.
Pero tampoco se puede tomar un masaje a la ligera. El masaje es un procedimiento seguro. Sin embargo, si su aplicación no es la apropiada o es inadecuada puede causar daños. Por ello aunque las ventajas sean numerosas es importante conocer las principales contraindicaciones para no perjudicar y actuar con seguridad y eficacia. Por lo que es necesario realizar: Una evaluación cuidadosa. El seguimiento de la situación general del paciente y los efectos tratamiento.
Las contraindicaciones más importantes:
- Durante los tres primeros meses del embarazo
- Enfermedades infecciosas de la piel. Ulceras por decúbito o quemaduras.
- Enfermedades vasculares inflamatorias. Inflamaciones de los ganglios linfáticos y cadenas ganglionares. Debilidad vascular y retenciones circulatorias graves.
- Trombosis y embolia arterial, venas varicosas avanzadas.
- Inflamaciones agudas o patológicas.
- Hematomas recientes, hemorragias, heridas sin cicatrizar.
- Enfermedades agudas, náuseas, úlceras gástrica ó duodenal avanzada.
- Fibrosis y enfermedades musculares degenerativas.
- Enfermedades reumáticas agudas, infecciosas o tumorales.
- Rotura o desgarros de músculos, vainas, tendónes, ligamentos.
- Traumatismos recientes y tratamientos quirúrgicos.
Por todo esto, antes de cualquier tratamiento debe ponerse en contacto con el masajista y comentarle su situación personal. Los masajes son la mejor manera de relajar el cuerpo y la mente, eliminar tensiones y estres. Pero siempre con un profesional cualificado con el que sepa que está en "buenas manos".
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