Los masajes siempre se han utilizado como un medio para sanar, y no sólo dolencias físicas sino también psicológicas. En la actualidad es uno de los tratamientos terapéuticos más utilizados.
Con los niveles de estrés con los que se convive actualmente, los masajes pueden aportar la tranquilidad y el descanso necesario para afrontar con energía y entusiasmo los que haceres del día a día.
Un masaje bien aplicado es una de las mejores formas para alcanzar un estado de relajación plena.
Existen múltiples técnicas de masaje. Los hay terapéuticos, relajantes, para deportistas, reductores o anticelulíticos, etc. Pero la más satisfactoria y la que más relajación y serenidad puede aportar es aquella que se utiliza como instrumento de relajación. Con las distintas técnicas de masajes relajantes que existen además de lograr relajar los músculos y de darles un merecido descanso, también se logra obtener un efecto positivo en la circulación y en el estado general de ánimo.
Los masajes relajantes son aquellos con los que se busca aportar al cuerpo un estado de serenidad y descanso mediante los movimientos apropiados; los que pretenden acercar o conseguir para el cuerpo un estado de calma que muchas veces no puede obtenerse de forma natural.
Este tipo de masajes sirve para descontracturar los músculos y dejar una agradable sensación de relajación que difícilmente podría obtenerse de otra forma. Pero aunque su claro objetivo sea el de relajar, aportan además otra serie de beneficios al cuerpo como la mejora de la circulación sanguínea, una sensación de calma ante los estados de ansiedad o un estado mental despejado y sin pensamientos negativos.
Este tipo de masajes se pueden aplicar en diferentes zonas del cuerpo y a diferencia de los masajes terapéuticos, que deben ser efectuados por un profesional que posea una amplia comprensión de la anatomía humana y que tenga conocimientos acerca de las indicaciones y contraindicaciones de cada uno de los tipos de masajes.
Este tipo de masajes se suelen aplicar de forma lenta pero con una presión suficiente para poder lograr la relajación del músculo. Y aunque se puede dar sin ningún tipo de ayuda externa o de preparación, suele ayudar bastante a lograr su propósito el ayudarse con música y un ambiente relajante o con la aplicación de cremas o aceites aromáticos o especiales.
El masaje relajante tiene como objetivo descargar el estrés y la tensión acumulada. Para ello éste se aplica de forma lenta, con movimientos pausados y largos pero con una presión firme y progresiva. El efecto de este tipo de masaje es una relajación y disminución del tono muscular, a través de un contacto no agresivo por parte de la persona que lo aplica. Una de las formas más empleadas del masaje relajante es el masaje “sensitivo".
Pero para conseguir esa relajación que buscamos lo que debemos hacer es actuar sobre los puntos de tensión del receptor, comúnmente llamados “nudos”. Tanto la persona que recibe el masaje como la persona que lo realiza debe estar tranquila y relajada, para así influir positivamente en el resultado del masaje y alcanzar el objetivo deseado.
Beneficios de un masaje relajante
- A nivel muscular: recuperar la elasticidad y disipar los signos de tensión.
- A nivel nervioso: proporcionar una sensación relajante.
- A nivel circulatorio: activar el proceso circulatorio al aumentar el envío de oxígeno a los tejidos.
- A nivel cutáneo: el peeling o la fricción de la epidermis ayuda a liberar los desechos y a eliminar las células muertas.
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